Un buen programa de entrenamiento físico y una dieta pautada por un especialista son las claves para lucir una buena figura pero, en ocasiones, necesitamos una ayuda extra para perfilar partes de nuestro cuerpo difíciles de reducir con el binomio deporte y alimentación. Para ello ha nacido la lipoescultura, una serie de tratamientos corporales de belleza que ayudan a conseguir el cuerpo que queremos con mucho menos esfuerzo, tanto en su vertiente con cirugía estética como en la no-invasiva, mucho menos traumática aunque también menos efectiva.
Remodelación corporal
La lipoescultura es el procedimiento quirúrgico más eficaz que permite una remodelación corporal mediante la extracción de los cúmulos de grasa subcutánea. Estos son frecuentemente hereditarios y son imposibles de eliminar solamente con ejercicios o dieta. Actualmente pueden ser extraídas de forma definitiva por la cirugía de lipoaspiración.
La lipoescultura consiste en la supresión de depósitos de grasa del cuerpo a través de tubos metálicos normalmente más finos que los que se utilizan en la liposucción, pues las zonas que el paciente desea tratar tienen menor exceso de grasa que aquellas intervenidas mediante la liposucción. El procedimiento suele llevarse a cabo mediante anestesia local.
Eliminar grasa de forma precisa
La principal razón para someterse a este tipo de procedimiento quirúrgico es la reducción de depósitos de grasa difíciles de eliminar mediante el ejercicio y la dieta. Esta operación ayuda a mejorar la apariencia, la confianza y la seguridad mediante la mejora estética del cuerpo. Sin embargo, esta intervención estética no debe utilizarse como sustitutivo de una dieta equilibrada y la práctica diaria de ejercicio.
La lipoescultura permite quitar grasa de manera precisa donde queremos, logrando un nuevo perfil corporal con brillantes resultados estéticos. La lipoescultura se emplea para la reducción de la adiposidad en glúteos con escasa forma y medida, en piernas con poca definición de contorno, en caderas con cúmulos excesivos de grasa, en abdomen y en la región de la papada.
Después de la operación los tejidos quedan edematizados, tardando 3-4 semanas en reducir su volumen por lo que los resultados pueden considerarse definitivos hasta transcurridos 3 meses de la intervención.